Wachtel enfatiza la necesidad de entender a la metáfora como modelo que permite la comprensión del fenómeno, sin caer en el error de considerarla una descripción científica. Agrega “seremos tomados prisioneros por ellas”, como la metáfora de lo profundo. La metáfora de lo profundo tuvo una enorme influencia en las formulaciones acerca del desarrollo de la personalidad, las concepciones psicopatológicas y el cambio terapéutico. Empson (1930) escribió que la “metáfora, más o menos rebuscada, más o menos complicada, más o menos dando por sentado, es el medio normal de desarrollo de la lengua, agrega que es el alma de nuestro pensamiento.
Wachtel afirma que cuando decimos que algo “está profundamente reprimido” estamos siendo muy concretos y para nada metafóricos.
Wachtel non invita a revisar lo que considera metáforas freudianas, aquellas que denomina metáfora espacial y metáfora militar. La metáfora espacial tiene un lugar preponderante sobre los sistemas en los que plasma el territorio mental, imbricando profundamente lo que conocemos como modelo topográfico consciente e inconsciente.
Wachtel afirma que metáfora de lo profundo (a la que llama espacial) tuvo una influencia en la producción psicoanalítica, y reconoce así el interés de Freud por la arqueología. Así como Schliemann excavó buscando huellas de la vieja Troya, los psicoanalistas fueron excavando en estratos cada vez más profundos. La relación entre la metáfora de lo profundo y la del excavar llevó a los psicoanalistas a la búsqueda de lo oculto, lo enterrado bajo la superficie, lo verdadero.
Considera que si para la arqueología resulta apropiada la relación entre tiempo y espacio (a medida que se excava se encuentran huellas de civilización cada vez más primitivas, esta es que más profundo significa más temprano y más temprano más profundo”, donde el vínculo entre espacio y tiempo no es tan seguro, en realidad no hay espacio seguro (Schafer, 1976).
La profundidad en el reino de lo psicológico es adjudicada al tiempo. Considera que en este caso la distinción entre más profundo y más temprano colapsa entrando en el terreno de lo tautológico.
Considera que cuando se encuentra al paciente tratando de evitar ciertas cuestiones, cambiando de tema, negando implicaciones lógicas de lo que ha
dicho o luchando contra el poderío de las resistencias, consideramos a los procesos mentales como profundamente inconscientes. Agrega que, si las imágenes que evocan la metáfora de lo profundo sugiere captar el tema en cuestión. Lo profundamente reprimido no quiere decir que se encuentre de manera tal, que sus representaciones mentales más tardías estén en la cima de las más tempranas y que alcanzaremos el pasado más temprano a mayor profundidad. Estamos en el momento de lo temprano, de lo preedípico.
Describe “profundo” para referirse a un modo especial de comprensión y a una actividad intelectual original. Generalmente las palabras “deep” y “profound” son intercambiables y ambas constituyen la antitesis de lo superficial.
El dogmatismo de los teóricos psicoanalítico centró su interés en el conflicto edípico considerando “el punto crítico del drama del desarrollo. “Los conflictos de dependencia, apego, alimentación, pertenencia, confianza, cohesión del self, límites del self, están en el medio de las más intensos e importantes desafíos encarados por los seres humanos y son fuente de dolorosas e insuperables.
Los psicoanalistas enfatizan que lo oral es anterior a lo anal, esto es anterior a lo fálico y esto a su vez más temprano que lo edípico. Señala que sin anhelos de conexión, de reaseguro, de alimentación, cohesión del self, pueden desencadenar deseos sexuales o impulsos competitivos, concluye que dichos anhelos por pertenecer a intereses más tempranos, son la base de la sexualidad y de las inclinaciones agresivas.
En el aspecto de la acentuación exagerada de la patología, el autor llama nuestra atención de manera que las producciones teóricas psicoanalíticas se van deslizando de lo más temprano como más arcaico, más arcaico como más enfermo, en su búsqueda de patología profunda, que llegaría por una superficial salud exterior. Esto justifica de que todos tenemos un núcleo psicótico. (Eigen, 1986)
El splitting borderline parece ser tanto adolescente como preedípico, sostiene que pacientes adultos puedan tener representaciones cognitivas propias de los diez y ocho meses, prácticamente no verbales y con apenas inteligencia representacional. Hacia representaciones más estables e integrados no ocurre en los años edípicos sino en medio de la tardía niñez. La capacidad representacional del paciente borderline excede la de un niño edípico normal, cuando pensamos sus problemas atribuyéndole a la etapa-pre-edípica, experiencias a lo largo de su vida.
A la comprensión de los individuos que presentan desórdenes narcisistas de la personalidad, pero los teóricos acuerdan ubicar los orígenes de esta patología en los primeros años de la vida.
Las personalidades narcisistas tienen necesidad de ser admirados, pero sus conductas generan en la mayoría de las personas efectos contrarios; el ser tratado con desdén o con indiferencia, lo cual les afecta e incrementan la injuria narcisista y retroalimentan sus conductas. Por otro lado, ciertos sentimientos espectaculares hacia ellos, lejos de ser reaseguradotes y de contribuir al fortalecimiento de la autoestima, al responder a la imagen inflada. Las personalidades narcisistas que no cuentan características destacables en su personalidad, y respuestas admirativas caerán en depresión.
Tenemos la necesidad de ser admirados por lo que somos pero, cuando la admiración proviene de cómo nos mostramos, más que aportar bienestar termina de hecho despertando aún más vivencias de vacío y fraude.
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