2 PERSPECTIVA HISTÓRICA DE LA MOTIVACIÓN
Una visión histórica del estudio de la motivación permite considerar cómo el concepto de motivación llegó a ser prominente, cómo cambió y se desarrollo, cómo las ideas se desafiaron y sustituyeron y, por último, cómo el campo de la motivación surgió de nuevo y conjuntó varias disciplinas de la psicología (Bolles, 1975). Las ideas acerca de la motivación tienen orígenes filosóficos. Desde los antiguos griegos hasta el Renacimiento europeo, la motivación se ubicó dentro de dos temas: qué es bueno, racional, inmaterial y activo (la voluntad), y qué es primitivo, impulsivo, biológico y reactivo (los deseos corporales). El principal constructo motivacional del estudio de la motivación, durante esos dos milenios, fue la voluntad. Desafortunadamente, la voluntad se convirtió en un callejón sin salida que explicaba muy poco la motivación, y de hecho planteó más preguntas que respuestas. La esperanza de explicar la motivación pasó de la filosofía a la fisiología y la psicología a finales de los 1800.
Para explicar la motivación, el nuevo campo de la psicología eligió el concepto mecanicista del instinto, que se transmitía genéticamente. Lo atractivo de la doctrina del instinto fue su habilidad para explicar la conducta no aprendida que mostraba energía décadas de popularidad, el instinto también demostró ser un callejón sin salida intelectual, al menos en términos de su capacidad para servir como una gran teoría de la motivación. Su lógica fue circular en exceso y su utilidad se restringió a la designación de la pulsión. En el concepto de pulsión, el comportamiento estaba motivado a tal grado que satisfacía las necesidades del organismo y restauraba una homeostasis biológica. Al igual que la voluntad y el instinto, la pulsión parecía parecía estar llena de promesas, sobre todo porque la teoría de las pulsiones podía hacer lo que ninguna teoría de la motivación había hecho antes: predecir la motivación antes de que ocurriese, a partir de condiciones antecedentes del ambiente (por ejemplo, horas de privación). En consecuencia, la teoría gozó de una amplia aceptación, en particular como se manifiesta en las teorías de freíd y Hull. Al final, la teoría de las pulsiones también fue demasiada limitada en su visión, y con su rechazo vino la desilusión respecto a las grandes teorías en general, aunque pronto surgieron varios principios motivacionales con el espíritu de una gran teoría, en donde se incluían al inventivo, la excitación y la discrepancia.
Con el tiempo resultó claro que si se deseaba avanzar en la comprensión de la motivación el campo debía dirigirse hacia fuera de las fronteras de sus grandes teorías y considerar las menos ambiciosas, pero más prometedoras, miniteorías. Aunque los investigadores de las motivaciones estaban alejándose de manera pausada de su pasado, recibieron un fuerte impulso para agilizar este proceso debido a tres tendencias históricas. Primera, el estudio de la motivación rechazó su compromiso con una visión pasiva de la naturaleza humana y adoptó una imagen más activa de los seres humanos. Segunda, la motivación se volvió decididamente cognitiva y en cierto modo humanista en su materia de estudio. Tercera, el campo se enfocó problemas aplicados socialmente relevantes. El resultado de todos estos pasos e impulsos fue por un lado desastroso y por otro benéfico. Fue terrible porque la motivación perdió su cómodo estatuto en cuanto disciplina, insignia de la psicología, y descendió a uno de segunda clase. Como respuesta, los investigadores de la motivación se dispersaron en casi todas las áreas de la psicología (la social, del desarrollo, la clínica) y forjaron alianzas con otros campos para compartir ideas, constructor, metodologías y perspectivas. Esto fue benéfico para la motivación porque el campo desarrolló con éxito un puñado de fructíferas miniteorías.
El estudio contemporáneo de la motivación se caracteriza por contar con miniteorías enriquecedoras desde un punto de vista teórico y práctico, las cuales de manera colectiva han recuperado el estudio de la motivación y lo han convertido en un campo de estudio muy aceptado y de primera clase.
La motivación ha experimentado un proceso de desarrollo constante, aunque no sistemático. En retrospectiva el estudio de la motivación progresó desde conceptualizaciones de la motivación relativamente simplistas, hasta un esquema cada vez más grande de complejas reflexiones, empíricamente defendibles, acerca de las fuerzas que energizan y dirigen la conducta.
Con la llegada del nuevo mileno, las grandes teorías han caducado. Ninguna teoría individual va a ser lo suficientemente general como para abarcar todas las fuentes de la motivación humana, incluyendo las genéticas, fisiológicas, biológicas, cognitivas, emocionales, sociales y sociológico-culturales. Lo que ha surgido como sustituto del que alguna vez fue un campo unificado dominado por un compromiso consensual con una serie de grandes teorías, está formado por un grupo eclético de investigadores que tienen tres cosas en común: 1) preguntas centrales (qué causa el comportamiento energético y dirigido?); 2) constructor centrales (necesidades, cogniciones emociones y eventos externos), y 3) una historia compartida.
BIBLIOGRAFÍA
Motivación y Emoción. Johnmarshall Reeve. 3ª. Edición. Editorial McGraw- Hill Interamericana. 2005. Capítulo 2. Páginas 28-50
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